18 de noviembre de 2011

Forever Young

Hace frío, es media tarde. Otra media tarde de tantas entre otoños. No es una sensación desconocida...Estoy acostumbrada a odiarlas y quererlas por igual. Mi vida está hecha de unas cuantas de esas tardes al fin y al cabo.

Miro por la ventana que estoy a punto de cerrar. Ha desaparecido el sol y no hay nada más que oscuridad al otro lado. Las sombras de los árboles comienzan a desdibujarse a lo lejos y sólo las bocanadas de humo que surjen por entre los tejados me advierten de que la vida sigue funcionando todavía en el interior de las casas vecinas.

Hay calma, mucha calma. No se oye un alma...el momento apropiado para comenzar a oir otros ecos mucho más silenciosos...

Mis manos están heladas y llevo el estómago vacío. Solo el sonido del teléfono se atreve a romper la repentina concentración que me envuelve cada vez que me siento a escribir.

Me llaman de Ibercaja. Ya lo hicieron la semana pasada, pero esta vez la llamada no ha durado tanto.

Con todo el dolor de mi corazón, he sido bastante cortante con la persona que tenía al otro lado. Enfín, solo hacía su trabajo...era su obligación.
Recuerdo como fué la conversación...

-El seguro que le ofrecemos merece la pena Señora. Le cubre 30.000 euros en caso de que sea diagnosticada (dios no lo quiera) de cáncer, infarto de miocardio o insuficiencia renal...Tres de las enfermedades graves más comunes en España.

Dejo que la agradable voz con acento catalán me vaya soltando los diferentes artículos de la ley, precios, coberturas y demás garantías que ofrece la maravillosa póliza que me ofertan mientras mi hermana se ríe de mí con su habitual gesto de saber ( ¡y con razón!) mucho más de la vida que yo...

-¡Córtale ya joder!, ¡Te va a tener ahí toda la tarde!

-Señora entonces...¿Procede contratar el seguro de coberturas de nuestra....

-¡Eh!,¡Eh!...¡Oiga que yo solo la estaba escuchando!...¡No, no procede contratar absolutamente nada de nada!...No se preocupe que si quiero contratar algún tipo de seguro de vida yo misma me pasaré por la oficina de mi pueblo, que es dónde tengo la confianza suficiente como para tratar este tipo de cosas...

Me volví de nuevo a mirar a mi hermana con cara desconcertada...

-¡No se cuando aprenderás....! me dice entre risas

Creo que tiene razón, nunca aprenderé...
Tras la llamada pasé de la repentina perplejidad a la duda más penosa cuando me acosté horas más tarde...

(¡Es lo malo de tener un blog multitudinario como este... además de la falta de obligaciones laborales y estudiantiles en este momento, claro!... ...¡demasiado tiempo para pensar en aire!.)

Pero...esque... ¡Nunca me habían llamado para contratar un seguro!...¿¡Dios, será que me he hecho mayor sin darme cuenta!?

Antes de acabar la llamada del seguro quedé con la señorita en que me lo pensaría bien, ella dijo que llamaría a la semana que viene para preguntar de nuevo, cosa que por cierto, olvidé a los 5 minutos nada más colgar.

-¡Salud, que me vas a contar a mi de ese tema!...

Bueno, de ese, y de otros tantos en los que a la fuerza uno se tiene que volver experto dados los dias que corren...

Por ejemplo, de la importancia del maldito dinero, de las primas de riesgo y de la avalancha de noticias sobre las elecciones con las que nos ametrallan los telediarios y periódicos repetitivamente una y otra vez...

Ante mi vista y supongo que la de algunos más, aparece un panaroma rodeado de un tremendo desencanto...Tanto que podría pasar escuchando a Bob Dylan el resto de la eternidad...si tuviera que hacer comparaciones musicales...(¡cosa que no me parecería del todo mal!)

Supongo que con el otoño se acentúa aún más.
Depende de cómo te pille el ánimo es como para recordar aquello que decía Mafalda para olvidarse de los problemas...

-¡Que paren el mundo!, ¡Que yo me quiero bajar!

Por eso aquella noche tras la inesperada llamada mi mente no tuvo demasiadas ganas de soñar. Preferí pensar lo del seguro con la tranquilidad que solo la noche sabe ofrecer...

Es verdad que uno no sabe nunca con quién o qué se va a encontrar al doblar la esquina por previsible y rutinaria que le parezca su vida. En un instante todo puede cambiar.

Aquello que te rodea comporta un riesgo, que puede o no convertirse en el triunfo al que tanto aspiras...¡Maldita ruleta rusa!

¡Ójala existieran los seguros para aprender a perder...! La gente los contraría en masa ( y me incluyo entre ellos). Pero no serían nada rentables a la larga...¡No habríamos aprendido la lección entonces!

Esa misma noche comencé a hacer una lista mental de todo lo que me gustaría asegurar de verdad, pero como de costumbre me dormí en el intento...

Han pasado ya unos cuantos días, y creo que he acabado de añadir algunas cosas interesantes a esa misma lista que empecé a redactar no muchos años atrás...¡Parece interminable!, ¡¿La acabaré alguna vez?!

No, ahora enserio, parte de la culpa de ponerme a hacer listas la tiene la magnífica compañía de esos días. Una fantástica lectura de mundos amarillos de la que copié la idea, regalo de una buena amiga...

Me siento bastante orgullosa a nivel personal al repasarla mentalmente...Os contaré algunas si todavía no os habéis cansado de leer....(¡¡Y acabo ya!!, ¡que tenía ganas de escribir! ;))

Por poner algún ejemplo; Aseguraría mi risa, y ni siquiera sé porqué...porque tengo las palas torcidas y se me marcan las arrugas si sonrío...pero el humor es uno de los mejores instrumentos que conozco para darle la vuelta a casi todo y la risa es su mejor vehículo...

De repente recordé aquello que siempre me dice aquel chico del que fuí canguro hace muchos años cuando lo veo...¡Siempre te estás riendo! ¡Siempre te recuerdo así!...Así que solo por eso merecería la pena asegurarla. No me gustaría que me recordara de otra manera.

Aseguraría mi corazón para poder guardar todos los rotos, descosidos, puñaladas varias y así poder celebrar en contrapunto todos los ataques y alegrías que ha tenido hasta ahora...

Hoy estuve limpiando y encontré unas cuantas fotos por casualidad que me hicieron ver de nuevo que todo vive entre recuerdos...Y ya pasó el tiempo de que fueran recuerdos amargos...porque simplemente me dí cuenta de que sonreía al verlas. Te prometo que siempre estarán bien aseguradas ;).

Aseguraría por otro lado la esperanza de que todo irá bien conforme el tiempo pase, y lo tendría bien presente en el horizonte, cuando me entraran ganas de llamar a la aseguradora para contratar un seguro de esos de aprender a perder...ahora que cultivo un poquito el positivismo cada día. Para tener ganas de algo, supongo que también es bueno hacerlas y crearlas...
Así que...¡Arriba ese ánimo!. ¡Lo mejor te espera adelante!

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¿Vamos por la 4ª ya no?...Creo que lo vamos a dejar aquí por hoy, me acaba de llamar Silvia para salir, y le he dado un Sí quiero, tipo matrimonio, de los míos, así que no puedo fallarle...
Hay momentos en la vida en los que no se piensa, se vive y este es otro de ellos por muchas veces que lo repita y muchos aquarius que nos tomemos...siempre acabamos pensando eso de "que no te cierren el bar de la esquina" ¡y qué razón!

¡Lo siento chic@s!... Otro día seguimos con la lista..

Evidentemente aseguraría tantas cosas buenas y a tantísimas personas que pasan por mi vida que podría acabar aburriéndote soberanamente querido lector...Pero todas y cada una de ellas tendrían su hueco, ¡eso seguro!

De vez en cuando no va mal darse cuenta de las cosas que rodean nuestra vida y a las que la mayoria de las veces no se les da ningún valor, aunque siempre estén....Las pequeñas cosas que hacen grandes a las demás como cantaba Serrat.

Así que puedo decir sin miedo a equivocarme que soy una mujer afortunada aunque no tenga fortuna...¡Lo cual no quita de seguir echando el Euromillones todos los viernes!

Ah! Se me olvidaba, Hoy ya era la semana que viene y el sonido del teléfono que me ha desconcentrado al sentarme a escribir no era otro que el de la misma muchacha de la banca....La última cosa que me ha preguntado ha sido:

-Señora ¿Pero porqué no le interesa contratar el seguro entonces?
Mi respuesta definitiva y sin dudarlo esta vez ha sido...

-Afortunadamente me he dado cuenta de que estoy muy sana y de que me quedan muchas cosas por hacer. En estos momentos no necesito un seguro en un banco..pero aún así...¡Muchas gracias por haberme llamado señorita! Su llamada me ha sido muy útil, ¡Que pase una buena tarde!

Y vosotros...¿Qué aseguraríais?

Ser felices y pasar buena semana...No os olvidéis de sonreir al menos una vez al día! ¡Es una orden!

Forever Young del Tío Bob, ¡no podía ser otra!